Unos neumáticos bien cuidados marcan la diferencia entre una frenada segura y un susto innecesario. Sigue estas cinco rutinas y notarás el cambio en agarre, consumo y durabilidad.
1. Vigila la presión cada mes. Usa un manómetro fiable y ajusta según las recomendaciones del fabricante para tu carga y la estación del año.
2. Rota los neumáticos de forma periódica. Alternar su posición cada 10 000 km asegura un desgaste homogéneo y maximiza los kilómetros útiles.
3. Alinea la dirección tras cambios o golpes. Una alineación correcta evita desgastes irregulares y mantiene la dirección estable.
4. Equilibra las ruedas cuando notes vibraciones. El balanceo elimina desequilibrios que provocan baches en la banda de rodadura y fatiga en la suspensión.
5. Conduce con suavidad. Evitar acelerones, frenazos y giros bruscos reduce la temperatura de la goma y optimiza el consumo.
Imagen sugerida: Fotografía en taller con un técnico comprobando la presión y otro realizando alineado sobre un elevador.